El concreto celular es una tecnología holandesa utilizada en diversas construcciones, por sus características especiales, hace de una edificación un sitio más seguro y amigable con el medio ambiente.
También conocido como hormigón celular, este material es producido a base de materias primas naturales: arena, agua, cemento y aire. Entre sus componentes se encuentra el polvo de aluminio, un material 4 veces más ligero que el concreto e igualmente sólido, lo cual le brinda la compresión y densidad ideal para la construcción.
Existen diversos beneficios en el uso del concreto celular, sobre todo en edificios verticales. Los más importantes son:
· Incremento en la eficiencia térmica del edificio, gastando menos energía en el momento de querer calentar o enfriar el edificio. De la misma manera, sirve de barrera contra altas temperaturas en verano y guarda el calor de los sistemas de calefacción durante el invierno. Funciona como un verdadero climatizador natural.
· Evita todos los riesgos asociados con la acumulación de humedad, como lo es la condensación y aparición de hongos, gracias a que deja pasar el vapor de agua producido por los ocupantes naturales y por sus actividades cotidianas. En otras palabras, es un material que respira y evita daños asociados con el agua.
· En caso de un incendio, el muro de hormigón celular tiene una capacidad de 6 horas contra el fuego al ser un material clasificado como A1; contra incendios, resistente al fuego, al estanco de humo y gases tóxicos.
· Evita la contaminación sonora al ser un excelente aislante acústico.
· El uso de materiales de la región y la poca energía que se requiere para su fabricación hacen del concreto celular un producto sustentable.